miércoles, 9 de enero de 2008

Los Fantasmas de Evaristo*

Durante la noche, en silencio, espectros de blancas vestiduras y rostros pálidos como el marfil, vagan silenciosos, recorren los pasillos, cabizbajos, escudriñando cada rincón de esta mole de cemento, buscando nada o a sí mismos, de aquí para allá, sin descanso, sin pausa, empujados por el miedo, la obediencia, incluso el deseo. Ellos se apoderan de todo Evaristo, lo gobiernan, pasean junto a los moribundos, como su sombra, como testigos o incluso jueces de su lucha, de su suerte.

En la serenidad del amanecer, cuando aún la mayoría de los mortales duermen, solo se escuchan sus sollozos, gritos y lamentos, ¡pobres seres!, ahora con ojos minúsculos, de un carmesí intenso que miran a la nada, un rostro amorfo y desagradable, y sus vestiduras antes albas e inmaculadas, se tornaron andrajosas, sucias, grises, negras, verdes, incluso granas, impregnadas por una fragancia penetrante que marca el camino que deambulan.

¿Que delito cometieron?, ¿Qué pecado están expiando?, que castigo tan despiadado para estas almas en pena, que como muertos en vida existen pero no viven, y no existen para sí, lo hacen para servir y sin ningún derecho a sentir.

Ya el sol despunta y los primeros rayos iluminan sus rostros, y como un milagro, una inexplicable reacción, lenta pero certera van calentando lentamente sus corazones y despiertan por pocos sus letárgicos espíritus, sus escondidas esencias. Pasan las horas, las personas ya vienen y van, y una sonrisa se dibuja en cada uno de los posesos, quienes ahora ya existen, ya viven, porque son libres, se despojaron de su maldición cuando esta los abandonó al asentarse en otros, pero no por mucho, como una sentencia, regresará inequívoca el próximo turno, de este protervo año de internado.

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Zaady Garcés Zulleymán
Enero/2008

* Hospital Universitario del Valle “Evaristo García”, Cali.

Es un pañuelo...